Cuando hablamos del 900 en Uruguay hablamos de la búsqueda del orden a través del cambio de las estructuras básicas que componen la sociedad. ¿Desde qué aspectos se buscaba?
“El investigador de la historia de la sensibilidad advierte que hacia 1900 está en presencia de sentimientos, conductas y valores diferentes a los que habían modelado la vida de los hombres en el Uruguay hasta por lo menos 1860. Una nueva sensibilidad, que hemos llamado “civilizada” disciplinó a la sociedad (...) Los estancieros desde la revista del gremio, los maestros desde los libros de lectura y las aulas, los médicos desde sus consultorios, los curas desde sus confesionarios y púlpitos, los padres de familia desde las cabeceras de almuerzos y cenas (…) todas las autoridades de la sociedad de entonces, comenzaron a predicar en torno a nuevos dioses y diablos (…) trabajo, ahorro, disciplina, puntualidad, orden, salud e higiene fueron deificados, al tiempo que fueron diabolizados el ocio, el lujo, el juego, la suciedad y la casi ingobernable sexualidad.” (José Pedro Barrán. Historia de la sensibilidad en el Uruguay. Tomo II)
En una atmósfera positivista donde el lema de "orden y progreso" parecía ordenar-limitar a las masas, se promovía con fuerza la idea de que en la sociedad todo debía estar en su correcto lugar, hombres, mujeres, niños, edificios nuevos y ciudades que emulaban el modelo europeo, y por supuesto: la erradicación del gaucho como grupo social que perjudicaba los nuevos estándares civilizados.
En el período entre 1860 y 1900 la sociedad del Uruguay “sufre” una serie de cambios en cuanto a sus valores, sentimientos y conductas, las cuales fueron promovidas por los maestros, militares, curas y padres de familia, (quienes en este momento constituían la autoridad) y fueron los encargados de transformar esos valores, sentimientos y conductas que regían como: el ocio, el lujo, el juego, la suciedad, la ingobernable sexualidad; en trabajo, puntualidad, ahorro, disciplina, salud orden e higiene.
¿Cómo influye la moda como paradigma psico-social? La moda vista desde el aspecto sociológico determina y marca épocas e ideologías. La vestimenta de la mujer en el 900 formaba parte del orden moral que se le imponía en una sociedad donde se promovían valores formales y casi dogmáticos. La mujer debía estar bella y era su deber denotar en el vestir su clase social y elegancia, siendo así el fundamento principal de que su presencia era pura y exclusivamente como objeto-compañía de un hombre.
"El corset con ballenas de hierro enmarcaba la silueta a la moda, amplio el busto y las caderas, y ajustado a la cintura. El cuello alto hasta el mentón, las mangas abullonadas y largas, y la utilización de guantes. Los zapatos eran negros al igual que las medias, sombreros adornados con pájaros y flores y velos sobre la cara. Lo que se ponían les cubría todo el cuerpo salvo el rostro; las caderas anchas y el busto prominente eran garantías físicas de la fertilidad." (modadel900.blogspot.com.uy)La mujer del 900 estaba preparada para atraer físcamente y el vestuario que utilizaba era su ardid para lograrlo, no cabía la posibilidad de cuestionar esta moda que escapaba a la sastrería y modistas y se apegaba a cuestiones también morales.
En un 900 de auge social, fiestas y presentaciones sociales, los hombres asistían con sus galeras y las mujeres encorsetadas acompañaban como símbolo del equilibrio social prominente.
¿Qué lugar ocupaba la mujer en este orden social? El lugar de la compañía, del molde y de la pieza perfecta para el puzzle social que se estaba armando. Cuando puntualizamos en la moda resulta inevitable estudiar un fenómeno que no solo concierne a lo textil: el encorsetamiento.
¿Qué lugar ocupaba la mujer en este orden social? El lugar de la compañía, del molde y de la pieza perfecta para el puzzle social que se estaba armando. Cuando puntualizamos en la moda resulta inevitable estudiar un fenómeno que no solo concierne a lo textil: el encorsetamiento.
“Esa sensibilidad del Novecientos que hemos llamado “civilizada”, disciplinó a la sociedad: impuso la gravedad y el “empaque” al cuerpo, el puritanismo a la sexualidad, el trabajo “excesivo” ocio antiguo, ocultó la muerte alejándola y embelleciéndola, se horrorizó ante el castigo de los niños, delincuentes y clases trabajadoras.” (Extraído de Historia de la sensibilidad en el Uruguay. Tomo 2: el disciplinamiento: página 11. José Pedro Barrán)
El encorsetamiento es una manera de modelar la figura, y de modelar el pensamiento de la mujer, con el corset se reprime el físico y se reprime el pensamiento, el impulso de ser como tal; y el deseo sexual.
La mujer del 900 pudo encontrar vía de expresión en las voces de algunos artistas, y si buscamos voces femeninas no hay lugar a dudas de que la rebelde de las letras y la sexualidad fue Delmira Agustini. Con sus metáforas intrincadas supo darle el lugar a la mujer que sintió necesario, animándose a promulgar:
La salvación de las mujeres de la época era el matrimonio, destinadas a servir a un hombre toda su vida; primero su padre, luego su marido.
Comenta Domingo Arena: “en cada casa donde hay una muchacha casadera, se espera ansiosamente al marido y se recibe por regla general al primero que llega, por el justo temor de que no aparezca otro.”
Hoy en día superamos el corset, y la mujer ha encontrado vías de expresión más allá de la literatura, pueden ir a un café solas (como anhelaba Delmira Agustini, no pudiendo hacerlo) y sin embargo vale cuestionarnos: ¿Qué lugar ocupa la mujer hoy en la sociedad?
Prof. Emily Cabrera M
No debemos dejar de lado que la represión de la mujer, de alguna manera, liberalizó al hombre. En contraposición a los planteos revolucionarios de Delmira Agustini, sobreviven testimonios de mujeres que contaban cómo vivían la época del 900: “Yo era todavía una colegial, pero debía acompañar a una tía ya que ninguna mujer soltera debía salir sola a esas horas... Las señoritas paseaban en grupos...” (Josefina Lerena Acevedo de Blixen)Amor, la noche estaba trágica y sollozantecuando tu llave de oro cantó en mi cerradura
La salvación de las mujeres de la época era el matrimonio, destinadas a servir a un hombre toda su vida; primero su padre, luego su marido.
Comenta Domingo Arena: “en cada casa donde hay una muchacha casadera, se espera ansiosamente al marido y se recibe por regla general al primero que llega, por el justo temor de que no aparezca otro.”
Hoy en día superamos el corset, y la mujer ha encontrado vías de expresión más allá de la literatura, pueden ir a un café solas (como anhelaba Delmira Agustini, no pudiendo hacerlo) y sin embargo vale cuestionarnos: ¿Qué lugar ocupa la mujer hoy en la sociedad?
''Mientras se mire con indiferencia y aún oposición la cultura femenina, en vez de prestarle los medios necesarios para procurarla y ampliarla, como se hace con el hombre; mientras se pretenda mantener a la mujer en una tutela eterna contra toda ley de evolución natural y lógica y toda idea racional de progreso, haciendo que un sexo dependa de otro en las relaciones sociales; mientras se le asigne como fin único el matrimonio, mientras se la eduque para el hombre y no para la humanidad, es decir, para el progreso y fines humanos, no es posible que se realice aquella obra ni consiga la mujer su emancipación.'' (Irene Palacio - ideal de J.A. Oliver)
Prof. Emily Cabrera M