Información General
El Poema del Mío Cid es la obra más representativa de la epopeya española, la cual se basa en
los hechos fundamentales de su historia. Este poema se caracteriza por contener hechos históricos
dentro de un paisaje y una geografía real. Por supuesto dentro de la epopeya existieron elementos
irreales que acentuaron los hechos importantes para darle un toque dramático; un ejemplo de esto
fue el secuestro de las hijas del Cid por parte de los Infantes de Carrión.
Para estudiar el personaje del Cid literariamente es importante conocer antes un poco acerca de su
historia y de su vida, para eso hemos realizado la siguiente biografía:
Para el año 1000 d.c los reinos de León, Castilla, Navarra y Aragón, respectivamente (de izquierda
a derecha), habían reconquistado parte del territorio. El Cid campeador nace en la ciudad de
Burgos en 1050 y fue armado caballero desde muy joven por el Rey Fernando y para luego pelear a las ordenes de los hijos del Rey: Don Sancho II y Don Alfonso VI.
La figura de los caballeros andantes se desarrolló entre el 700 y el 1000 D.C. Tiene su origen con los enfrentamientos de los guerreros germánicos, los musulmanes y los vikingos. El ser caballero necesitaba de tres etapas: la del paje, la del escudero y la del caballero. Los valores del caballero eran servir en las cruzadas, a los pobres, a los desposeídos, a la iglesia y al rey, servir a la verdad, lograr la fama y su principal objetivo era conseguir el llamado "amor cortés". Rodrigo Díaz de Vivar, llamado también "el Cid Campeador", fue el héroe de la reconquista hispánica del territorio peninsular dominado por el poderío y la cultura musulmana. De é1 dicen las crónicas, que "siendo un simple caballero, se hizo por el sólo valor de su brazo, el mayor hombre del mundo que señor tuviese", "llora como los hombres y vence como los héroes".
Al morir el Rey Fernando, son repartidas sus tierras a sus tres hijos, pero dos de éstos no quedan satisfechos (a los que no les correspondía nada). Se entabla, entonces, una terrible disputa por el poder entre el hijo mayor, el primogénito Sancho II de Castilla y Alfonso (éste último apoyado por su hermana Urraca). Sancho cerca la ciudad de Zamora con el fin de apresar a Alfonso, pero muere a manos de Bellido Dolfos (un enviado de su hermano, quién lo engañó). Don Alfonso VI, le juró al Cid en la Iglesia de Santa Gadea de Burgos no haber participado en la muerte de su hermano.
En 1074 se casó con Jimena Diaz, hija del Conde de Oviedo. Rodrigo es comisionado para cobrar las parias de Sevilla, labor en la que se enfrenta con el Conde Garcia Ordóñez, quien será uno de sus más grandes enemigos. Gracias a los servicios de Rodrigo, el rey Al-Mutamid pagó sus impuestos y le otorgó un beneficio adicional.
Sus enemigos aprovecharon para culparlo de robo y esto le valió el destierro.
Durante su destierro, el Cid es seguido por muchas personas (familiares y habitantes de su feudo) y logra el respeto y la amistad de algunos reyes árabes, quienes le prestan ayuda contra los almorávides.
A pesar de su reputación de caballero, a fuerza de calumnias, sus enemigos lograron que lo desterraran de Castilla en 1081. Inicia una serie de campañas donde conquista territorios que anexa al bando cristiano hasta llegar a un punto clave como lo era la Ciudad de Valencia. Las alianzas militares se reforzaron, además, con vínculos matrimoniales: María (doña Sol) se casó con el Conde de Barcelona y Cristina (doña Elvira) con el infante Ramiro de Navarra.
El Cid se dedicó a pelear por su cuenta y se convierte en el terror de los árabes, tomando a la Ciudad de Valencia en 1094. Murió en 1099 por el dolor que le causó la derrota sufrida en Consuegra. Inicialmente, sus restos fueron llevados a Burgos por los franceses, fueron devueltos a España en 1883 y actualmente descansan en la Ciudad burgalesa.
El Cid se dedicó a pelear por su cuenta y se convierte en el terror de los árabes, tomando a la Ciudad de Valencia en 1094. Murió en 1099 por el dolor que le causó la derrota sufrida en Consuegra. Inicialmente, sus restos fueron llevados a Burgos por los franceses, fueron devueltos a España en 1883 y actualmente descansan en la Ciudad burgalesa.
Podemos concluir entonces que el Cid Ruy Díaz de Vivar fue un héroe literariamente perteneciente a la épica medieval española; del cual veremos sus virtudes reflejadas hasta el último día de su vida. Dentro de su código de valores se encuentra que era un hombre sumamente valiente, de gran Fortaleza moral ya que el hecho de haber sido desterrado no lo determinó para ser un fracasado.
El Cid fue un hombre completamente fiel a su patria y a su Rey, después de haber sido expulsado de su tierra querida se dedicó a luchar contra los moros para recuperar el territorio español perdido. En cada batalla que ganaba, le enviaba el botín de guerra a su Rey para que dispusiese de él a como fuera su gusto. De esta manera, se demostró que nunca le tuvo rencor, ni tampoco lo dejó de ver como su superior ni como su amo y señor. Otro hecho que determine el amor que sentía el Cid Campeador por su amo es que cuando sus hijas se casaron quiso que fuera el Rey quien las desposara, acto que le tocaría hacer al Cid por ser el padre.
"¡Merced, Rey Alfonso, yaque sois mi rey y señor!eso agradecerlo deboa nuestro creador,que me pidan a mis hijasde Navarra y de Aragón..."
El areté en el Cid está claramente identificado cuando él buscaba la excelencia en sus batallas, siempre les decía a sus compañeros que siguieran en pie, que no cayeran. El Cid se entrega por completo y con mucha pasión en cada combate, tanto que muere como consecuencia de una de ellas.
Díaz de Vivar posee una enorme fuerza desmedida en las luchas contra los árabes, como si su vida dependiera de vencer a los moros; todo esto lo hace por el rey. Después de su muerte se puede ver reflejado el culto heroico del Cid, el cual es inmortalizado cuando su cadáver gana la batalla.
El Cid utiliza el combate como medio para obtener lo que desea del mundo, lo cual es recuperar su honra ante el rey que lo desterró y quién, el considera su amo y señor a pesar de que sabe que no es perfecto y que se equivocó injustamente con é1 al exiliarlo. Su prueba más grande es demostrarle al rey que el merece ser digno de ser uno más de sus súbditos, para lograr esto debió luchar incesantemente, con arrojo, con valentía en cada combate.
Además de todas estas características el Cid poseía una inteligencia superior, la cual lo ayuda a no dejarse llevar por sus emociones sino por su razón y también la utilizó muy bien en la guerra.