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Tratado 1 del Lazarillo de Tormes: análisis

Lazarillo de Tormes: análisis del Tratado I

El tratado primero tiene su propia estructura; se puede decir que hay en él dos partes: (1) presentación de Lázaro, no solo como persona sino su mundo, tanto moral, económico, social y familiar; (2) la vida de Lázaro con su primer amo: el ciego.

Antes de empezar con un análisis, hay que tener presentes que en el texto se intercalan, constantemente dos voces: la de Lázaro niño y la de Lázaro adulto; estas voces están co-presentes; y para que esto pueda ocurrir emplea mucho el estilo directo, que además, lo utiliza para acercarse más al lector y  hacerlo más verosímil. Otro punto a tener en cuenta es la visión  del narrador, esta es primordial, ya que se sabe, desde el Prólogo, que está en primera persona del singular, porque tiene forma autobiográfica. 
(1) En este primer momento va a utilizar mucho el lenguaje paródico, ya que, desde un primer momento, hace una parodia a las novelas de caballería, hay que recordar que todos los nobles y caballeros tomaban por nombre el lugar donde nacían o la tierra que gobernaban, siendo estas tierras importantes, por lo tanto, la parodia de Lázaro es que, sin ser ni caballero ni noble, toma por nombre el lugar donde nació, pero este no tiene nada de especial, es un lugar insignificante en el mundo. También, desde una primera instancia, aparece el tema de lo social, porque él no se llama,  sino que “me llaman”, lo que logra con esto es mostrar que tiene una identidad tan insignificante como el lugar donde nació, ya que está mostrando que es lo que dicen que es. 
Hay una continuación con el prólogo (y lo va a haber a lo largo de la novela), ya que va a ser una de las constantes el nombrar o referirse a “Vuestra Merced”.
Como se dijo al principio, este primer momento es una presentación de Lázaro en todos los sentidos, y, desde el momento en que da el nombre de los padres, porque a partir de estos ya sabemos que Lázaro pertenece a una clase social baja, esto se debo a que los nombres son muy comunes y además incompletos (derivados de un nombre); además de que son de una “aldea de Salamanca”, lo que implica que viven al margen de la cuidad.
Hasta acá, lo que hace Lázaro es presentar un lugar que es insignificante, con personas insignificantes que lo habitan, y todo esto también constituye una parodia a las novelas de caballería. Como se vio en la Introducción, se está presentando otra clase social que hasta ese momento vivía marginada tanto de la Literatura como de la “conciencia social”, antes no se tenía en cuenta.
Hay que recordar que todo el libro está motivado por una explicación que Lázaro debe hacer , y desde el comienzo del tratado uno comienza con la respuesta o justificado que debe hacer por lo que se lo culpa, lo que estaría tratando de mostrar con esta presentación tan antiheroica es que entendiera Vuestra Merced que, cómo va a tener valores morales, honra si ya nace así, como él mismo se muestra.
Lázaro tiene un nacimiento extraño, misterioso, fuera de lo común, ya que nace “dentro de un río” (también insignificante, pequeño, poco conocido), quiere generar una “especie” de misterio, pero que luego va a desmentir; esto va a ser algo corriente en la novela: primero genera una idea de las cosas (misticismo) para luego desmentirla y negarla: en el caso de su nacimiento se da así: primero crea ese misterio para luego desmentirlo. 

En este caso, el recurso se emplea del siguiente modo, un tanto animalístico: su madre está preñada (como los animales) y el nacimiento “tomóla allí”, estaba desprevenida, muestra como hay una desritualización del nacimiento, no se valora una nueva vida. Hay cierta hipérbole referida a la falta de interés en su nacimiento. Muestra a su nacimiento como una serie de acciones que se dan consecuentemente sin importancia.
Siempre está enfatizando el grado moral y el tema de los valores, es claro que el motivo es la justificación del “caso”.
Lo que se aprecia de esta presentación es que se intenta mostrar al personaje en lo más bajo, en su peor momento, para luego se resalten lo “positivo” que tenga el personaje, que va a ser la astucia. 
Su genealogía la presenta de la siguiente manera: (a) nacimiento; (b) presentación del padre; (c) presentación de la madre; (d) presentación del padrastro. 
En cuanto a la presentación del padre (b): robó, confesó, lo condenaron, lo desterraron, fue a la guerra, murió. Al padre lo “achacan”, y “achacar” es una acusación dudosa, todo esto hace dudar al lector, ya que utiliza un lenguaje ambivalente, y esto nos hacer pensar en qué piensa tanto el Lázaro adulto como el niño. Pero es claro que esta situación es dudosa para el Lázaro niño, no para el adulto. Lo que el padre robaba eran unas “ciertas sangrías”  , y la denominación del robo está metaforizada, con lo cual se logra una nueva ambivalencia: ahora parece que el robo está justificado. Pero estas “sangrías” están “mal hechas”, y esto es en varios sentidos: o bien no sabía robar, o que no hizo el bien sino el mal, con lo cual logra una nueva ambigüedad, ya que siempre pensamos en las dos posibilidades. 
Luego, al mostrar lo que su padre hizo, lo hace a través de un polisíndeton, que lo utiliza como recurso para enfatizar la honestidad del padre: “fue preso/confesó/no negó/padeció persecución por justicia”; con lo cual califica al padre como honesto, ya que, como buen cristiano, reconoció, confesó y por lo tanto merece la salvación. Y para ilustrar esto, lo hace a través de un Salmo: “Bienaventurados aquellos que son perseguidos por justicia”, lo que quiere decir es que estos son perseguidos por ser justos, pero el padre de Lázaro no es perseguido por justicia sino por la justicia, con lo cual hay una clara ironía, y quizá en la presentación del padre es donde más claramente las dos posturas: Lázaro adulto (que no piensa que el padre esté en la gloria, y sería perseguido por la justicia) y la de Lázaro niño (que piensa que quien es justo debe ir al cielo, y su padre estaría entre esos, para él sería perseguido por justicia), pero todo esto crea un gran juego de ambivalencias.
Luego de este momento, vuelve a hacer lo mismo con el padre: primero dice que “hizo un desastre” para después volver a enaltecerlo: su padre muere “como leal criado” (lo muestra como leal, hasta heroico, pero sabemos que el padre fue allí por obligación). En toda la descripción del padre hay altibajos, ambivalencias ; con este juego de mostrar varias miradas logra despistar al lector. 

En cuanto a la presentación de la madre (c), la muestra como “arrimarse a los buenos  por llegar a ser uno de ellos”, estos eran los poderosos, nobles, los de alta clase, que también eran los que poseían una “alta moral”, lo que la madre de Lázaro no sabe que por “arrimarse” no es uno de ellos, y nunca lo podrá ser. Pero hay que ponerse en la situación de la madre: mujer, sola, sin marido y sin abrigo, con esto Lázaro ya justifica a la madre antes de decir lo que la madre hizo, con esto, claramente, la quiere rescatar y no quiere que la juzguen, porque sabe que la voluntad de su madre fue “arrimarse a los buenos” por un “impulso moral”, pero sin darse cuenta (o al menos eso es lo que Lázaro cuenta y en la forma en que lo cuenta) desciende más moralmente, ya que “empieza a frecuentar las caballerizas” .
Lo que diferencia claramente la presentación del padrastro (d) es que sabemos que es a partir de la mirada de Lázaro niño. Primero lo presenta a partir de su condición social (muy baja) , para luego hacer la presentación racial: “moreno”, por lo tanto moro. Con esto, relacionarse con él implica descender más aún moralmente y religiosamente, ya que era una pareja muy mal vista socialmente.
La primera actitud de Lázaro-niño es rechazarlo, con lo que se coloca dentro del común de la gente. Pero se debe tener en cuenta que al padrastro se lo presenta más que al padre y a la madre, es una construcción más pensada, donde se puede ver la progresión de la relación entre ambos, con lo que hay una idea de proceso: primero le teme, lo rechaza por su color y cara, luego declara: “fui queriéndole bien”, y esto se debe a que el moreno traía a su casa dos cosas fundamentales para un niño: comida (pan y carne) y leño para el invierno, el niño a través de esto siente que le dan afecto. Con esto se introduce en uno de los temas y ejes de los primeros tratados: el hambre y la necesidad. Hasta que se completa el cuadro familiar: “vino a darme…”, se completa porque ahora Lázaro tiene comida, calor y un hermano. Aunque Lázaro presenta este cuadro familiar está más como espectador que participante del mismo. 
Este es el único momento de ternura de la obra, además de que se muestran los rasgos tiernos, familiares, generosos del Zaide. 
Luego Lázaro filosofa, reflexiona (“cuántos deben haber en el mundo…”), apuntando a lo moral y no a lo físico; es claro que esta reflexión es de Lázaro-adulto, porque sería inverosímil que fuera de Lázaro-niño .
La nota interesante de la presentación de este personaje en comparación con el padre es que él también roba, y roba más que lo que robaba el padre de Lázaro , pero lo curioso es que Lázaro lo justifica, se prueba que el padrastro roba, Lázaro tiene que confesarlo porque lo amenazaban (se justifica) pero en este caso está del lado del padrastro y no de la justicia. 
El castigo del Zaide y de la madre es tanto físico como moral, pero Lázaro lo presenta de manera diferente al castigo del padre: ya que en este caso no solo muestra el castigo, sino que también los sentimientos (“triste de mi padrastro…”). El castigo moral es que le prohíben estar juntos (y esto le parece a Lázaro peor que los azotes). 

Ahora la madre está nuevamente sola, comienza un nuevo “peregrinaje de dolor”. La madre de Lázaro viene llena de fracasos, golpes, y la califica de triste (“…la triste se esforzó…”), mostrando los sentimientos de él, muestra como la madre se esfuerza por seguir con una vida forzosa, valga la redundancia. Y, a partir de aquí se muestra el proceso de la madre hasta que decide dejar a Lázaro.
Lázaro empieza a hacer mandados, alrededor de los doce años (“…buen mozuelo…”), hasta que se encuentran con el ciego.
En la conversación que mantiene la madre con el ciego, hay mentiras por parte de los dos, ambos son falsos en lo que dicen, pero todos es para lograr lo que cada uno quiere (la madre, que el ciego acepte a Lázaro como mozo; el ciego, que la madre lo deje ir a Lázaro con él), y con esto se ingresa en el mundo de la mentira, de la maldad, pero esta mentira es necesaria, porque como lo va a mostrar Lázaro en toda su historia, la mentira es el engranaje del mundo . El ciego es el representante de la clase marginal, pobre: él es pobre y ciego, pero sobrevive por la astucia (que es lo que le va a enseñar a Lázaro para que pueda sobrevivir).

(2) La segunda parte del tratado primero se inicia con la despedida de Lázaro con su madre; esta se muestra cortante con sus palabras (“ya sé que no te veré más”), pero esto es necesario (hay que pensar que es una situación difícil para los dos) pero además es común (es común en las clases bajas que los niños abandonen sus familias desde pequeños, por un tema económico, ya están “preparados” para ese momento). Pero esta despedida tiene una cierta construcción: introducción marcada por el llanto; “partir” tomada, a la vez, de dos maneras: irse y dividirse en dos; un llanto mostrado en estilo indirecto; la bendición de la madre; el mensaje que su madre le da a Lázaro en estilo directo, que son frases breves, cortantes que solo plantean lo que ella quiere: la despedida definitiva (que Lázaro sea consciente de eso como ella lo es) abarcando, de todas maneras, varios aspectos: moral y religioso (“procura ser bueno y Dios te guíe”), la mentira (“con buen amo te he puesto”) , el hipérbaton (“criado te he”) que enfatiza la despedida definitoria, mostrándole que ella ya hizo su tarea, para cerrar la despedida con un mensaje (que en definitiva será el eje de la vida de Lázaro): “válete por ti”. La afectividad no existe en el plano de las palabras, no hay un despliegue de emociones y sentimientos, ya que domina el sentido práctico de la vida, es a lo que están acostumbrados y es a lo que Lázaro, inevitablemente, se va a tener que acostumbrar. Todo esto marca el final de un proceso y el comienzo de otro (que es la intención del narrador mostrar esto). Toda la despedida, este fin y comienzo está presentado como una lógica por parte de la madre: lo crió y ahora se debe ir. La madre lo recibe y despide de la misma manera: como un trámite; mostrándole que lo más importante es sobrevivir: es por esto que ni el mundo de los afectos ni el de la moral cuentan, ni siquiera el afecto madre-hijo, no hay idealismo porque hay otras necesidades primarias 
Aunque muchas corrientes tanto filosóficas como sociológicas que influyen en el análisis literario no lo quieran admitir, esta obra muestra un alto determinismo, Lázaro está determinado por su condición social y económica . 

Se puede tomar como arranque de la vida de Lázaro el episodio de toro de piedra, es su segundo nacimiento. La construcción de esta vida con el ciego en episodios tiene su razón de ser: cada nuevo episodio le va a enseñar a Lázaro un nuevo aspecto de la realidad, es su proceso de aprendizaje. Y la primera enseñanza del ciego es a partir de un engaño, porque este es la base para sobrevivir, y se presenta a través de la figura del Diablo: este tiene astucia y maldad, que juntas conforman el engaño (pero, en su mundo, la sobrevivencia). Este episodio se puede tomar como un ritual de iniciación, además que aparece un elemento simbólico característico del cambio, del paso de un estado a otro: el puente, representa el cambio de un mundo, momento a otro, pero también un camino de aprendizaje , en Lázaro correspondería al pasaje del individuo dentro del núcleo familiar a estar expulsado de él. La presencia del dolor físico causada por el golpe es un elemento simbólico, ya que representa el dolor moral, sentimental. Todo en este episodio es simbólico, el toro de piedra, también lo es: muestra la vida como cruel, difícil, que no se puede modificar (nuevamente el determinismo), o que se modifica a golpes.
El ciego, en los sucesivos episodios va a tener un procedimiento similar: exhortación / golpe /enseñanza / risa. El engaño siempre está dentro de la exhortación (“…llega el oído a este…”), y le muestra que la vida en sí es engañosa, que los hombres se engañan unos a otros para sacar provecho; “…yo simplemente llegué creyendo ser así…”, inocencia por parte de Lázaro, él no conoce que tras una simple oración puede haber otras intenciones, él cree en lo que le dicen porque no ve intención de engaño.
Esta misma estructura va a seguir Lázaro cuando él engañe al ciego.
La maldad está marcada por la presencia del “Diablo” y la intensidad del dolor por su duración (tres días). Esta enseñanza que Lázaro recibe, es una enseñanza marginal (“necio aprende que…”), es para vivir en un mundo aparte y no de los valores de una sociedad en su conjunto.
Luego el ciego le enseña jerigonza, que es la jerga de de un grupo, sector de la sociedad. Por eso se dice que a partir de acá es el nuevo nacimiento de Lázaro y que se integra a la sociedad, o al menos a una parte de ella: la marginal. 
Después de este episodio, en el cual Lázaro no queda resentido con el ciego, sino que todo lo contrario, parece agradecerle, expresándolo con la antítesis “…siendo este ciego me alumbró…”, se presenta al ciego de forma indirecta: primero a través de su accionar y luego a través del narrador, este, al presentarlo, hace resaltar la astucia del ciego (mostrándolo casi como una virtud), hasta el punto de compararlo con un águila, que es una metáfora irónica, pero mostrando que lo que lo diferencia con el águila es la visión física, pero ambos son rapaces, y el ciego tiene visión para sacar provecho. 

Se describe al ciego en el momento de orar encargo : todo lo que rodea al ciego es hipocresía, comercia las cosas espirituales, las compra, pero también las vende, por lo tanto el ciego es hipócrita, pero también el resto de la gente que acude a él. Frente a todo esto, la visión de Lázaro parece ser de admiración, quizá por su edad, quizá porque es el primer amo, y lo expresa a través de una hipérbole  [“ganaba más monedas (…) en un año”], trata de mostrar que el ciego es bueno en todo lo que hace.
Los episodios que le siguen son: el episodio del fardel (donde aparece nuevamente la metáfora de las sangrías presente en la presentación del padre) y el episodio de las monedas (donde el ciego simplemente interpreta que Lázaro le trae mala suerte, no que le robaba). Luego de estos dos episodios viene uno de los episodios más famosos, recordados, y que sirvió para dichos populares e introducción en obras posteriores (desde el Quijote hasta obras de Shakespeare) del Lazarillo: el episodio del jarro de vino. 
Es un episodio que requiere de Lázaro astucia y trabajo, hay actividad por parte de él, además que es el que comienza el engaño, pero el ciego, respondiendo a ese engaño, va a crear “estrategias”. El objeto de disputa en esta ocasión es un jarro de vino, y es una lucha silenciosa. Lázaro empieza a mostrar sus primeras aptitudes de astucia, lo que no tiene, aún, es lucidez, ponerse en el lugar del otro, adelantarse a los movimientos, pensamientos y acciones de su “oponente” (cosa que el ciego si puede, y por tener esa conciencia es que le “gana”). De todos modos Lázaro demuestra despliegue, astucia, audacia, voluntad (que, según él, son los atributos que debe tener un hombre para avanzar en la vida). Este episodio es importante, también, para la encadenación de las acciones de la obra, ya que a partir de él es que Lázaro piensa que puede abandonar  al ciego, que puede vivir solo, lo cual demuestra una madurez psicológica por parte del personaje; pero no lo va a hacer hasta “hacerlo a mi salvo y provecho”, y es ahí donde se evidencia la enseñanza del ciego, ya que lo va a hacer igual que él, siempre debe sacar provecho y disfrutar de su superioridad. Este episodio va a dejar hullas en Lázaro, porque es lo que implica un buen aprendizaje: no solo la huella física (no tiene los dientes) sino la psicológica. Se puede decir que este episodio es el “mojón” en la vida de Lázaro. La diferencia con los episodios anteriores es que esta vez critica la actitud del ciego (en el del toro le da la razón).
Lázaro le roba el vino de tres maneras: (1) toma del jarro (valor afectivo del jarro, utiliza diminutivos como “jarrillo”), (2) a través de una paja de centeno, y (3) hace la fuentecilla; a través de todos estos mecanismos, Lázaro le va depositando afectividad en el jarro. En la última “fase” los diminutivos aluden a la pobreza, utilizando así “pobrecilla”, “fuentecilla”, “tortilla”, estos últimos aludiendo a la sutileza de su trabajo. 
Se puede hacer un “seguimiento” del episodio a través de la forma en que denomina al jarro: es “jarrillo”, cuando le da besos callados, inaugurando el episodio en silencio (como se dijo anteriormente esta es una “lucha silenciosa”); como forma intermedia lo llama “jarro”, pero acompañado de posesivos y artículos como: “su jarro” (para referirse al ciego””), “mi jarro” (cuando se convence de que ha triunfado, sin darse cuenta en que es el momento en que el jarro es manos suyo, en que menos vencedor es, pero lo siente una propiedad). 

También evoluciona la forma en que se refiere al ciego: “traidor” (cuando el ciego percibe que Lázaro le está sacando vino), “triste” y “pobreto” (lo nombra así porque se siente superior porque ha realizado un trabajo muy difícil), “mal” (aquí es Lázaro adulto el que habla, después de haber pasado por la experiencia, mirando retrospectivamente) y “desesperado” (aquí está presente el deseo de venganza porque ya no soporta más al ciego). Lázaro construye un cuadro donde el denominador común es la pobreza. A pesar de todo, sigue admirando la astucia del ciego, porque él se esfuerza mucho y el ciego de todas maneras le gana.
El estilo directo que se incluye sirve para apreciar la forma en que Lázaro se dirige al ciego, pero también es la primera vez que el personaje se manifiesta directamente (mostrando burla y engaño).
Todo este episodio implica un proceso de días (“otro día” dice Lázaro), además que se puede apreciar por el cambio de conjugación de los verbos [“teniendo yo (…) sabroso licor”], primero utiliza el gerundio e imperfecto, que muestra cierta continuidad, hace que Lázaro se sienta seguro, le da un marco, un hábito. La siguiente imagen que se nos brinda de Lázaro es en el momento del éxtasis (“cara hacia el cielo”/ “ojos casi cerrados”), se encuentra suspendido en ese estad, que, por lo tanto, no le permite prepararse para lo que le pasará. En este momento, al estar con los ojos cerrados, está en la misma “posición” que el ciego, pero este, al ser más astuto, con más experiencia, logra vencerlo. Es en ese momento que Lázaro “sintió”, nuevo cambio verbal: esto permite actualizar la narración, idea de “ahora”; y esto que “siente” es lo que hace a Lázaro volver a su estado inicial, al de su origen primero (“simplemente me acerqué creyendo…”), comete un error que no podía: volver a la simpleza de niño. Esto que siente es el golpe que le da el ciego, que Lázaro intensifica: “con toda su fuerza”, “con las dos manos”, etc. A partir del golpe cambia de persona gramatical: pasa de una primera persona a una tercera (“el pobre Lázaro”), mostrando la capacidad que tiene Lázaro-adulto de juzgarse, ahora, desde afuera, así todos lo pueden juzgar como triste.
Pero a este golpe lo denomina utilizando una antítesis, ya que por un lado lo denomina “golpecillo” (de forma irónica evidentemente) y por otro “jarrazo” (última forma de denominar al jarro).
Muestra como el ciego quiere calmar el rencor (no tanto el dolor) de Lázaro a través de un polisíndeton [“me quería (…) curaba”], pero Lázaro declara “bien vi”, mostrando su conciencia y lucidez, la desilusión por el desengaño que tuvo que pasar (aunque, de todas maneras, es un aprendizaje  que, esta vez, tiene que ver con los sentimientos), con lo que se nota en Lázaro un corte. El ciego, de todas maneras, intenta compensar el golpe para que Lázaro sea dependiente de él, que sienta que lo necesita, y en esto el ciego se muestra perverso, ya que intenta manipularlo.
Todos estos “aprendizajes” lo van llevando a Lázaro a la frialdad, a esa que muestra cuando lo abandona, porque la relación que el ciego le muestra a Lázaro es de vínculo-golpe-compensación, pero el mismo ciego no permitía ni un mínimo deseo de perdón, ya que su actitud no cambiaba, seguía golpeándolo; todo esto lleva a que haya una coherencia interna dentro del tratado, una armonía, “principio de decoro” en la construcción del personaje, que logra una de las características o requisitos de la picaresca: que sea verosímil.
Todo en la obra tiene un por qué (o al menos eso es lo que Lázaro intenta demostrar), porque todo está en función de explicar, aclarar “el caso”.

A partir de este episodio, hay una progresión en los personajes y su vida juntos: Lázaro es cada vez más golpeado, maltratado, invadido; y el ciego llega a una desconfianza total, lo que lo lleva a una invasión total hacia Lázaro, hasta física, esto se evidencia en el episodio de la longaniza.
Al episodio final se lo denomina el episodio del poste de piedra, que es simétrica al episodio del toro de piedra (nótese que hasta en la denominación es similar). En este episodio se evidencia el deseo de venganza de Lázaro, pero también se nota una evolución del personaje: tiene la capacidad de esperar el momento indicado para vengarse, buscó una situación donde el ciego tuviera que depender de él y, por primera vez, logra ponerse en el lugar del otro, evaluar su deseo.
En este episodio se reflejan los anteriores, ya que pone en juego todos sus aprendizajes, pero lo que lo diferencia del ciego es que él no tiene soberbia: siente que no es todo mérito suyo, sino que dice que Dios lo ayudó (esto muestra, también, que no subestima al ciego, que de todas formas lo valora).
Es una situación de dependencia porque el ciego lo necesita (le pide ayuda). Pero Lázaro sabe que tiene a favor el clima, las circunstancias naturales y sobrenaturales.
Deben cruzar un arroyo (mientras que en el episodio de toro de piedra tuvieron que cruzar un puente).
A través del discurso directo se puede observar que el que tiene el lugar del saber es Lázaro, él es el que ahora aconseja, y el ciego hace una declaración, un voto de confianza, en ese momento valora la presencia de Lázaro y declara su incomodidad.
Paralelo entre los episodios:
- Frase paralela (“Tío: este…”), frase que contiene engaño.
- Ciego: está en la posición de débil (por todos los elementos), no son las razones naturales sino las sobrenaturales las importantes (Dios ayuda a Lázaro) .
- “creyese de mí”, es igual a la fórmula “llegueme simplemente allí creyendo…”, presencia de la creencia, pero de todas maneras el ciego desconfía, pero no de lo que Lázaro va a hacer (nunca se le ocurriría), sino que piensa que lo hará saltar sobre el agua.
- Léxico paralelo: en este episodio se nombra el “tope de toro”.
- Golpe en la cabeza.
- “gran calabazada” que el ciego se da, es similar a la “calabazada” que el ciego le da a Lázaro en el episodio del toro de piedra.
- La burla final de Lázaro (“oliste la longaniza…”) es igual a la risa y burla del ciego posterior en todos los episodios.

Pero hay una diferencia: Lázaro no lo ayuda, ni cura, etc., sino que se quiere desentender del ciego (en cambio el ciego siempre lo curaba, pero se debía a que quería mantener ese vínculo). En cambio a Lázaro no le importa si se muere o no. Hay por un lado un aprendizaje (“el alumno supera al maestro”) pero un desaprendizaje desde el punto de vista moral y afectivo, en cuanto a valores, aunque adquiere nuevos: la crueldad es la forma de supervivencia, la moral, el honor, los valor no interesan para quien tiene que luchar por sobrevivir de esa manera (y esta es una de las respuestas más clara que le da a Vuestra Merced).



Prof. Emily Cabrera M

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