Casa de Verano de la familia García Lorca (fotos tomadas por la profesora)
Su vida fue breve, tan breve que realmente sólo se puede hablar de su infancia, adolescencia y juventud. No pudo disfrutar su madurez. No le dejaron. Aquella España era demasiado raquítica para la grandeza de este poeta andaluz. Mataron a Federico García Lorca en agosto de 1936. El crimen fue en Granada. Federico García Lorca, hijo de un labrador acomodado, dueño de tierras y cortijos, y de una maestra de pueblo, heredó del primero la pasión, y de la segunda, la inteligencia y la sensibilidad. «Toda mi infancia es pueblo: Pastores, campo, cielo, soledad... ». Y es su madre quien le enseña a leer, música y canciones, y la tía Isabel a tocar la guitarra y a cantar coplas, canciones populares, viejas leyendas e historias... «He tenido una infancia muy larga, y de esa infancia tan prolongada me ha quedado esta alegría, mi optimismo inagotable. Esta risa de hoy es mi risa de ayer, mi risa de infancia y de campo, mi risa silvestre...» El niño Federico García Lorca feliz, mientras se pierde por el campo, contempla el viento o escucha la noche, muestra ya un gusto y una sensibilidad especiales para la poesía y para el teatro. Con facilidad aprendía de memoria romances y canciones populares, versos dramáticos o alegres, que gustaba recitar o cantar para compañeros o en las veladas familiares. Tenía sólo siete años cuando Federico García Lorca construye su primer teatro de marionetas, ayudado por una niña amiga de la casa. En estos años se afianzan y fortalecen las raíces de su arte poético y escénico. Su adolescencia transcurre en Granada, entre un desatendido bachillerato y una tenaz y gustosa dedicación a la lectura y a la música: se atreve ya a interpretar al piano a Beethoven, Schubert, Chopin, Ravel... y traba Federico García Lorca amistad con Manuel de Falla. En 1915 comienza a estudiar Filosofía y Letras, así como Derecho, en la Universidad de Granada. Forma parte de El Rinconcillo, centro de reunión de los artistas granadinos donde conoce a Manuel de Falla. Entre 1916 y 1917 realiza una serie de viajes por España con sus compañeros de estudios, conociendo a Antonio Machado. En 1919 se traslada a Madrid y se instala en la Residencia de Estudiantes, coincidiendo con numerosos literatos e intelectuales. Vivir y ver vivir era lo principal para él. «Yo, antes que nada, soy vidista», solía decir Federico García Lorca. En 1925, Federico García Lorca da por terminada su obra de teatro Mariana Pineda, cuya primera lectura pública hace en Cadaqués, adonde ha ido a pasar unos días a casa de su amigo Salvador Dalí. La hermana de éste, Ana María, recuerda así la ocasión: «Al terminar, todos estábamos conmovidos. Mi padre gritaba excitado, diciendo que Federico García Lorca era el poeta más grande del siglo. Yo tenía los ojos llenos de lágrimas, y Salvador nos miraba curioso y enorgullecido, como diciendo: ¡Eh!, ¿qué os creíais?». La obra no se estrenaria hasta 1927. El estreno de Mariana Pineda fue en junio, en el teatro Goya de Barcelona, interpretada por Margarita Xirgu (actriz uruguaya), la mejor intérprete del teatro lorquiano, descubridora y animadora del talento de dramaturgo que poseía Federico García Lorca. Junto a un grupo de intelectuales granadinos funda en 1928 la revista Gallo, de la que sólo salen 2 ejemplares. En 1929 viaja a Nueva York que le inspirará el sorprendente libro de poemas titulado Poeta en Nueva York. Con un tono desgarrado, en la línea de la estética surrealista, Federico García Lorca denuncia la angustia y la soledad, el miedo y la esclavitud que hay detrás de la deslumbrante fachada de la ciudad de los rascacielos. Dos años después, volviendo a Madrid, funda el grupo teatral universitario La Barraca, para acercar el teatro al pueblo, así Federico García Lorca recorrerá Castilla, Andalucía, Valencia, Cataluña, Galicia... Una hermosa realidad que duró cuatro años. Es en 1936 que vuelve a Granada donde es detenido y fusilado por sus ideas liberales.
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Dado que, como todo poeta, Federico García Lorca carecía del sentido de la realidad, se empeñó en ir a pasar el verano a su tierra granadina, como todos los años. Pero éste era un verano muy especial, el de 1936, el de la guerra civil y fratricida, que estalló a los pocos días de estar en su casa. Un mes más tarde lo mataron la envidia, el odio y la brutal insania. El gran Antonio Machado tuvo las palabras adecuadas para tan vil acto:
«Se le vio, caminando entre fusiles, por una calle larga, salir al campo frío, aún con estrellas de la madrugada. Mataron a Federico cuando la luz asomaba. El pelotón de verdugos no osó mirarle la cara. Todos cerraron los ojos; rezaron: ¡ni Dios te salva! Muerto cayó Federico -sangre en la frente y plomo en las entrañas- ...Que fue en Granada el crimen sabed -¡pobre Granada!- en su Granada...»
Prof. Emily Cabrera M Fuentes: http://www.cervantes.es/bibliotecas_documentacion_espanol/biografias/tokio_federico_garcia_lorca.htm https://www.lavozdegalicia.es/noticia/informacion/2013/06/05/federico-garcia-lorca-poeta-vivio-conto-vivido/00031370387126618438939.htm
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